Obra maestra by Juan Tallón

autor:Juan Tallón [Tallón, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2022-02-01T00:00:00+00:00

César Aira, escritor. Abril de 2009. Eran las once de la mañana y había despachado tres entrevistas sin abandonar el lobby del hotel, en la calle Atocha. A las doce había quedado con un amigo escritor para comer y visitar el Reina Sofía. Todos los periodistas querían saber qué iba a decir en mi conferencia de esa tarde. No cabía duda de que ninguno de ellos pensaba acudir. Iba a titularse «¿Cuánto podemos perdonar?». Me preguntaba seguido hasta dónde estábamos dispuestos a perdonar a un libro, cuántos defectos, cuántas fallas, cuántas páginas mal escritas pasábamos por alto en nombre del placer que nos dieron, o del buen recuerdo que nos dejaron. En mi caso, como escritor, cuando se me ocurre una idea disparatada me digo si mis lectores me lo perdonarán. ¿Me perdonarán esto también, ya que me han perdonado tanto antes? Algunos días temo estar rebasando el límite de lo perdonable. Pero supongo que la literatura es una actividad tan rara que a veces los defectos sirven más que las virtudes.

Juan pasó a buscarme puntualmente. Era nuestro segundo encuentro en menos de un año. El otoño pasado nos habíamos visto en París, de manera un tanto rocambolesca, gracias a que un amigo común sabía que ambos estábamos allí. Apareció en mi hotel con un ejemplar de Nocturno de Chile, de Bolaño, para dar continuidad a un juego que jugábamos desde hacía tiempo. Dos años antes, cuando nos conocimos en Santander, le confesé que nunca había leído al autor chileno, aunque hasta en tres ocasiones estuvimos cerquísima de conocernos en persona, pero siempre ocurría algo raro en el último minuto que lo impedía. Desde entonces, él se esforzaba en hacérmelo atractivo. «Te lo voy a meter por los ojos hasta que te guste», me parecía a veces leer en su pensamiento. Pero yo huyo de los grandes consensos. Si ya lo leían todos, no era preciso que lo leyese yo también. Había en el mundo libros menos importantes que también merecían su oportunidad. Yo le regalé Las conversaciones, que acababa de publicar y me había traído conmigo de Argentina.

Caminamos sin apuro hacia el Reina Sofía, hablando de libros y de todo lo que se nos iba ocurriendo. Me contó que había conocido a un joven entusiasta que había escrito y publicado su primera novela hacía dos años. No se sentó y la escribió sin más, enfrentando las dificultades que salen al paso, como hacemos todos. Prefirió demorarse en gestos ceremoniosos, casi románticos. Primero, por ejemplo, alquiló un despacho a las afueras, porque vivía en el centro de Bonn, y eso según él perjudicaba la objetividad del relato, y quizá también la música de la novela. Después, para acudir cada día al despacho y escribir, se vio obligado a comprar un auto último modelo. Eligió un Mini. «No había escrito la primera frase y ya había gastado veinte mil euros», dijo Juan. Me pareció que la literatura seguramente no se había inventado para ganar dinero, pero tampoco para perderlo a patadas.

De pronto, en la plaza que da entrada al museo, los dos nos sentimos hambrientos.

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